El de San Pelayo es el único monasterio benedictino asturiano que se ha mantenido abierto sin interrupción hasta hoy desde su fundación, que se remonta nada menos que al siglo IX. Situado en pleno centro de Oviedo y a dos pasos de su impresionante catedral, este cenobio es un refugio de paz en plena capital asturiana. En la regla de San Benito la acogida es fundamental. «Trátese al huésped como al mismo Cristo», dictó el santo, tradición que las monjas de San Pelayo siguen al pie de la letra en su hospedería, «un espacio y un tiempo de silencio e intimidad en el corazón de la ciudad». San Pelayo está abierto a todo tipo de personas, desde las que buscan un breve retiro espiritual hasta las empresas que optan por sus salones para realizar reuniones de trabajo en un ambiente tranquilo.
Querida Pily: Me encanta ver tu blog. Es tanta la documentación, fotografias e imágenes que insertas , me parece andar por esas calles de Oviedo viendo las maravillas que en esa ciudad hay.
ResponderEliminarTe he hecho varios comentarios a algunas publicaciones anteriores y hoy me vuelvo a repetir.¡Gracias por enseñarnos parte de Oviedo! Es una ciudad para que todos la visitemos y disfrutemos de su historia.
Un abrazo